Por Saad Ismaili Alaoui
Doctor en Estudios Hispánicos
Profesor de ELE
La situación geográfica de Marruecos como uno de los países de la cuenca del Mediterráneo, junto con su rica historia y su apertura a diversas culturas y civilizaciones le ha permitido ser un país plurilingüe multicultural e intercultural por excelencia.
Esta realidad ha dado lugar a una generación de escritores marroquíes que se expresan libremente en distintas lenguas, entre ellas el español. Para estos autores, el castellano no es simplemente un residuo histórico colonial, sino que defienden su derecho a escribir en una lengua que consideran parte de su arraigo cultural, con ello pretenden levantar el desafío y seguir el camino trazado por otros autores marroquíes que han elegido expresarse en diversas lenguas extranjeras. Al hacerlo, no solo enriquecen el panorama literario marroquí, sino que también reafirman el carácter dinámico y diverso de la cultura marroquí contemporánea.
Escribir en español o en otra lengua extranjera es un acto liberador y expansivo que permite cruzar las fronteras, y garantizar el viaje de una cultura a otra sin limitaciones. De tal modo que los autores se sirven de la lengua extranjera para transmitir unos valores multiculturales, enriqueciendo así el mundo de la literatura y la cultura en general.
Como resultado, los textos de estos autores adquieren un carácter mestizo y plural, y se inscriben en lo que se conoce como literatura híbrida. Esta literatura, que surge de la confluencia de diferentes tradiciones y lenguas, se convierte en un espacio de encuentro y creación donde las identidades se entrelazan y las fronteras culturales se difuminan o se vuelven líquidas.
En la literatura marroquí escrita en español, resulta imposible ignorar rasgos del hibridismo cultural que se manifiesta de diversas maneras: ya sea a través de la incorporación de elementos lingüísticos del árabe o del dariya en el español, o mediante la introducción de leyendas, cuentos, dichos y refranes propios de la cultura marroquí. Este fenómeno es constante en muchas obras literarias escritas en español por autores marroquíes.
En este sentido, el arabista español Rodolfo Gil Grimau propone el concepto de “magrebidad” del español, es decir, como esta lengua se adapta a la cultura nativa de estos escritores, permitiéndoles expresar sus percepciones, pensamientos, miedos, preocupaciones, su visión del otro, así como sus juicios y prejuicios. Sus textos responden, además, a la cotidianidad y a la singularidad de quienes los escriben, así mismo, este concepto hace referencia a la forma en que los autores marroquíes que escriben en este idioma se apropian de él, creando así una nueva realidad literaria caracterizada por la incorporación de contenidos que, desde la perspectiva del lector español, pueden resultar exóticos o ajenos, ya que estos escritores no solo utilizan la lengua como un simple medio de comunicación, sino que la transforman y la enriquecen al incorporar elementos culturales, históricos y sociales propios de su contexto. De este modo, el idioma se convierte en un vehículo para expresar una identidad híbrida creando nuevas formas de entender y narrar la realidad.
Un ejemplo destacado de esta dinámica es la obra narrativa de Said Jedidi, en la que la “magrebidad” se despliega en diversas manifestaciones, fusionando lo marroquí con lo español. Esta fusión convierte a la literatura marroquí escrita en español en una creación literaria sui generis.
A continuación, destacaré algunas manifestaciones del hibridismo lingüístico y cultural sacadas de la obra narrativa de Said Jedidi:
-Integración de adivinanzas, dichos y refranes originarios de Marruecos, a veces traducidos al español, y en otras ocasiones presentados en dariya marroquí, acompañados de una nota a pie de página para su explicación.
«El libre con un guiño y el esclavo con un puñetazo».
«Dios creó y distinguió».
«Herfat buk layghalbuk».
«Nuestra casa es casa de sorpresa; comes plata y arrojas oro…».
-Se da también en los que podíamos denominar refranes híbridos:
«La mona aunque se vista de chilaba…».
-Incorporación de personajes históricos de la cultura árabe o marroquí, como Omar Ibn Al Khattab, Abdellah Guenun, Torres, Abdelkrim Al Khattabi, entre otros.
-Inclusión de personas famosas del mundo árabe: Nizar Kabbani, Eliá Abu Made, Layla Murad, Fayruz, etc.
-Insertar elementos de la tradición oral: Aicha Kandicha, Hilka, Seid, etc.
-Son frecuentes los vocativos afectivos, palabras de cortesía y eufemismos: mulat dar, sidi, lalla, nahmaduhu ua nachkuruh, jay H’Med.etc.
-Términos referidos a la alimentación y a la gastronomía marroquí: Cuscús, Tagin, etc.
-Neologismos en árabe: walis en referencia a los super gobernadores en palabras de Jedidi.
-Versículos del Corán: «Di a los creyentes que recaten sus miradas y conserven su pudor».
-Hadit del profeta: «Bebe de la sabiduría sin importar el recipiente que la contenga».
-Introducción de palabras en árabe o marroquí dialectal como: faquih, ulema, alem, alfaquí, maalam, cadí, umma, nesrani, jeblía, sibsi, jin, etc.
-Lugares comunes conocidos por los marroquíes o los habitantes locales: Jamaa L’Fnaa, Rich, Azla, la huerta de R’humi, la casa de Bricha, sidi Frej, Saniat R’Mel, etc.
Said Jedidi, y otros autores que han elegido el español como cauce expresivo, logran mantener su propia perspectiva, su visión y legado cultural, incluso crean su propio registro y estructuras narrativas. Para ellos el español es la forma, mientras que el discurso y la narración provienen mayoritariamente de su herencia marroquí.
Todos estos rasgos convierten a la literatura marroquí escrita en español en una fuente de riqueza creativa, se trata de una literatura híbrida que se encuentra a medio camino en un espacio intermedio, preliminar, que pertenece simultáneamente a las dos orillas del Mediterráneo. Esta particularidad permite conjugar diferentes lenguas, culturas y formas de expresión.