IDENTIDAD DE LA LITERATURA HISPANOAMERICANA ENTRE AMERICANISMO Y COSMOPOLITISMO, SEGÚN OCTAVIO PAZ

Rachid AZHAR

Universidad Hassan II Casablanca (Marruecos)

Resumen: Pese a su afán cosmopolita, Octavio Paz no reniega de su pertenencia a la cultura hispánica, reconociendo la trascendental aportación española. La dependencia de América Latina respecto de Europa no sólo es lingüística sino, esencialmente, cultural. Ahora bien, aunque Paz no niega las raíces hispánicas, defiende la especificidad y la originalidad de la labor de los creadores hispanoamericanos. De hecho, la historia de la literatura hispanoamericana moderna es una continua obsesión por la búsqueda de una identidad cultural dentro del ámbito occidental. En este sentido, Paz subraya la dicotomía americanismo-universalismo como característica permanente de dicha literatura. El mismísimo poeta mexicano vive un auténtico desgarro entre su voluntad universalista y sus raíces mexicanas, motivo por el cual sus análisis procuran destacar la evolución del debate entre lo americano y lo cosmopolita, a la luz de las diferentes tendencias poéticas hispanoamericanas.

            Palabras clave: Octavio Paz, literatura hispanoamericana, identidad, americanismo, universalismo.

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            Résumé : Malgré son ambition cosmopolite, Octavio Paz ne nie pas son appartenance à la culture hispanique, en reconnaissant l’apport transcendantal espagnol. La dépendance de l’Amérique latine vis-à-vis de l’Europe n’est pas seulement linguistique, mais essentiellement culturelle. Cependant, si Paz ne renie pas ses racines hispaniques, il défend la spécificité et l’originalité de l’œuvre des créateurs latinoaméricains. En fait, l’histoire de la littérature hispanoaméricaine moderne est une obsession continue pour la recherche d’une identité culturelle au sein de la sphère occidentale. Dans ce sens, Paz souligne la dichotomie américanisme-universalisme comme une caractéristique permanente de cette littérature. Le poète mexicain lui-même vit une véritable rupture entre sa volonté universaliste et ses racines mexicaines, c’est pourquoi ses analyses cherchent à mettre en évidence l’évolution du débat entre l’américanisme et le cosmopolitisme, à la lumière des différentes tendances poétiques hispanoaméricaines.                                                                                                                                                              Mots-clés : Octavio Paz, literature hispanoaméricaine, identité, americanisme, universalisme.

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Desde El laberinto de la soledad (1950), Paz muestra especial preocupación por México, su historia, sus tradiciones y sus problemas. El ensayista mexicano dedica algunos estudios críticos a la creación artística en México, básicamente la literatura y la pintura. Sin la intención de profundizar en los ensayos dedicados a novelistas, poetas y escritores mexicanos, nuestro análisis apunta a debatir sus opiniones acerca del criterio nacionalista vs cosmopolita en la literatura hispanoamericana, para así intentar resolver la problemática identitaria de la misma.

¿Existe una literatura mexicana?

Paz no niega la existencia de una literatura independiente. De hecho, la literatura mexicana tiene sus especificidades que le confieren un estatuto especial y una personalidad propia. Bien es verdad que dicha literatura es objeto de estudio en el marco de la literatura hispanoamericana, pero ello no impide que tenga sus peculiaridades históricas y culturales. Tanto en la época colonial como en la actual, México vive un proceso histórico distinto de los demás países hispanoamericanos; la Revolución mexicana marca decisivamente la vida socio-política y cultural del país. Asimismo, la literatura mexicana tiene sus propias peculiaridades, aunque comparte algunas características lingüísticas y culturales con las demás literaturas latinoamericanas.

            Es cierto que los ensayos pacianos destacan un interés y un compromiso profundos con su país, su cultura y su historia. Sin embargo, Paz rechaza la existencia de una literatura propiamente mexicana dentro del ámbito hispanoamericano, al afirmar:

“No creo en la existencia de una literatura mexicana, como no creo en la existencia de una literatura argentina, chilena o cubana. Creo en la literatura hispanoamericana. Los estilos y las tendencias estéticas son transnacionales y no tienen nada que ver con las fronteras. La literatura mexicana es uno de los afluentes de la literatura hispanoamericana” (VERANI, 1985: 61).

            El ensayista distingue, pues, claramente entre la aportación de algunos artistas y escritores mexicanos en un contexto amplio como es la literatura hispanoamericana y la existencia de una literatura independiente y propiamente mexicana.

Reflexiones acerca de la literatura hispanoamericana:

Pese a su rechazo de las fronteras geográficas e ideológicas en la literatura, Paz no reniega de su pertenencia a la cultura hispánica. Desde muy pequeño, se alimenta en el ensayista mexicano la convicción de formar parte de una civilización y un ámbito cultural y literario precisos. Al recoger el premio Cervantes, Paz, en su discurso, reafirma sus raíces y su vinculación con la cultura hispánica, subrayando:

“Desde muy joven fue muy vivo en mí el sentimiento de pertenecer a una civilización. Se lo debo a mi abuelo Ireneo Paz, amante de los libros, que logró reunir una pequeña biblioteca en la que abundaban los buenos escritores de nuestra lengua” (VV. AA, 1990: 40).

            Al contrario de algunos artistas hispanoamericanos que reniegan del pasado hispánico, el poeta mexicano reconoce la trascendental aportación española. Los ensayos pacianos pretenden destacar la influencia decisiva de la lengua y la cultura españolas que contribuyen en la creación de una homogeneidad cultural y lingüística en las colonias. Recalca a este respecto:

“¿Existe une literatura hispanoamericana? Hasta finales del siglo XIX se dijo que nuestras letras eran una rama del tronco español. Nada más cierto si se atiende al lenguaje” (PAZ, 1966: 15).

A continuación, examinamos las meditaciones pacianas sobre el papel axial desempeñado por la lengua colonial en la creación de una literatura en Hispanoamérica, así como la evolución de la relación de la poesía latinoamericana con la literatura peninsular.

            El primer elemento que caracteriza a las letras hispanoamericanas es la lengua colonial impuesta. El tema lingüístico atañe tanto al polo norte como al lado hispano del continente americano; así lo recalca Paz:

“La semejanza entre la evolución de la literatura angloamericana y la hispanoamericana proviene de ser ambas literaturas escritas en lenguas trasplantadas” (PAZ, 1974: 199).

            En este sentido, el escritor mexicano encuentra en la lengua impuesta la piedra angular del desarraigo de la incipiente literatura hispanoamericana que busca determinar eternamente su identidad.

            Ahora bien, el castellano implantado en Hispanoamérica, por encima de las pretensiones coloniales, origina una homogeneidad y unidad lingüísticas extraordinarias. Así, se plantea el problema de adaptar una lengua extranjera a una realidad distinta y extraña. Los colonos y los criollos empiezan a amoldar el español superpuesto al nuevo contexto social, geográfico y humano.

            Pese a la homogeneidad cultural y literaria en las colonias españolas fomentada por la unidad lingüística, Hispanoamérica sigue dependiendo hasta el siglo XVII de la Península Ibérica. Por consiguiente, en América Latina la producción literaria viene marcada por una lucha entre la rebeldía contra la tutela colonial, al evocar el pasado precolombino, y la apertura a la cultura occidental. Indudablemente, la dependencia de Hispanoamérica respecto de España no solo es lingüística sino, esencialmente, cultural. Sin embargo, una polémica se destaca entre los intelectuales hispanoamericanos y españoles sobre la existencia o no de una literatura hispanoamericana independiente, pese al factor lingüístico común. Paz no niega las raíces hispánicas, aunque defiende la especificidad y la originalidad de la labor de los creadores hispanoamericanos, cuando alega:

“En un principio nuestras letras fueron un reflejo de las europeas. No obstante, en el siglo XVII nace en Hispanoamérica una singular variedad de la poesía barroca que no es nada más la exageración sino, a veces, la transgresión del modelo español” (PAZ, 1974:199).

            Aun admitiendo la dependencia total en un primer momento, Paz subraya el giro original que toma la poesía y la literatura en general en las colonias gracias a la labor de grandes poetas y escritores que rebasan el modelo peninsular. Ya en el S.XVII, poetas y escritores hispanoamericanos (como Sor Juana Inés de la Cruz, Carlos de Sigüenza, entre otros) anuncian el comienzo de una literatura nueva y distinta que persigue determinar las características de una identidad propia. Asimismo, España sufre una progresiva decadencia en todos los niveles: político, cultural y militar. Las colonias empiezan a recibir la influencia de otros centros políticos y culturales: Francia, Inglaterra y EE.UU. Por lo demás, el hecho de que la literatura hispanoamericana está escrita en español no implica necesariamente su subordinación a la literatura española.

            Así, el ensayista mexicano remonta al S.XVII para encontrar los conatos de la separación entre las colonias y la metrópoli, motivada principalmente por la entrada en acción de otras fuerzas más modernas. Paz resalta cómo la gran revolución poética se cristaliza en la obra de unos poetas bajo forma de una ruptura con los modelos heredados:

“Hay una curiosa semejanza entre la historia de la poesía moderna en castellano y en inglés: angloamericanos e hispanoamericanos dejan casi en los mismos años su tierra natal; asimilan en Europa las nuevas tendencias, las transforman y las recrean” (PAZ, 1974: 198).

            Si Hispanoamérica rompe con la hegemonía peninsular, su élite cultural se dirige a otros centros culturales más dinámicos como París. La debilidad de la corona española coincide con el auge de otras potencias, permitiendo a América Latina tomar contacto directo con nuevas culturas. Así, la historia de la literatura hispanoamericana moderna es una continua obsesión por la búsqueda de una identidad cultural dentro del ámbito occidental.

El novelista y ensayista chileno Jorge Edwards, con ocasión de la concesión del premio Nobel a Octavio Paz, destaca una obsesión perpetua del ensayista mexicano: la lucha por mostrar la pertenencia legítima de la literatura hispanoamericana a las letras occidentales con sus especificidades:

“El premio Nobel de Octavio Paz supone el reconocimiento de un hecho de cultura. Supone admitir en forma rotunda, sin ambigüedades, sin paternalismo, que América Latina forma parte de Occidente, que es una prolongación suya, que puede ser definida, quizá, con un término acuñado por el ensayista y diplomático brasileño José guilherme Merquior, como «el otro Occidente»” (Edwards, 1990: 9).

            Edwards resalta una problemática relevante en las reflexiones de los artistas latinoamericanos. La identidad y la relación con las metrópolis ocupan y preocupan a los hispanoamericanos como había preocupado a los angloamericanos durante décadas. Así, Paz analiza minuciosamente los orígenes lingüísticos y culturales de la literatura hispanoamericana, su relación con el imperio español, así como su sitio en la civilización occidental moderna.

            Ahora bien, como queda señalado, a partir de la poesía barroca del S.XVII, se percibe una progresiva separación de la literatura hispanoamericana de la Península Ibérica, pero sin que sea resuelta la cuestión de la identidad. Por ello Paz, intentando buscar unas respuestas a dicha problemática, examina dos momentos claves de la historia poética latinoamericana: el modernismo y las vanguardias.

Revolución modernista y vanguardias hispanoamericanas (1888- 1945):

El modernismo es más que un movimiento estético que tiene por objetivo llevar a cabo una revolución contra una tradición artística. Sus principales promotores: Rubén Darío, José Martí, José Enrique Rodó y Leopoldo Lugones ofrecen una alternativa a la visión positivista que era la ideología oficial. Por encima de su valor estrictamente estético, el modernismo se presenta como una resurrección de los valores precolombinos. El modernismo es un reencuentro con el paisaje y el hombre americanos y una revalorización de lo hispano y nacional. Paz resalta la complejidad del movimiento modernista y su impacto decisivo en las letras hispanas en estos términos:

“Modernidad antimoderna, rebelión ambigua, el modernismo fue un antitradicionalismo y, en su primera época, un anticasticismo: una negación de cierta tradición española” (PAZ, 1974: 132).

            Si el romanticismo genera una gran revolución artística en Europa, el modernismo es la equivalente revolución romántica en la literatura hispanoamericana. Es más, con el modernismo, la literatura hispanoamericana, en cierto sentido, se “moderniza” vinculándose más con la Europa anglosajona que con la Península Ibérica y la tradición hispánica. El modernismo cierra un ciclo americanista para que los vanguardistas reabran otra etapa cosmopolita.

            Efectivamente, a diferencia del modernismo, que es el primer movimiento literario hispanoamericano, los vanguardistas vuelven a hacerse eco de Europa. La primera generación vanguardista es totalmente cosmopolita. El poeta más representativo del nuevo cosmopolitismo es el chileno Vicente Huidobro que asimila las nuevas técnicas europeas, especialmente la vanguardia francesa, rompiendo definitivamente con el monopolio hispano.

            Así, los análisis de Paz resaltan las peripecias del proceso de la literatura latinoamericana desde la colonización hasta el S.XX, pasando por la revolución modernista que consuma la independencia y la ruptura con la metrópoli, para abrirse a otras influencias occidentales. Evidentemente, la problemática de la identidad obsesiona al ensayista mexicano, al igual que la gran mayoría de los artistas y escritores latinoamericanos.

En síntesis, Las reflexiones pacianas brotan de una perspectiva de un poeta totalmente inmerso en la tradición poética moderna en Hispanoamérica como rama de la occidental. Su lucha por defender la legítima pertenencia de la literatura latinoamericana al gran ámbito occidental delata un afán cosmopolita que el ensayista mexicano nunca niega. Su preocupación por el arte occidental moderno justifica su natural vinculación con la tradición artística occidental, aun admitiendo sus especificidades mexicanas y americanas.

            Es más, el ensayista subraya la dicotomía americanismo-universalismo como característica permanente de la literatura hispanoamericana moderna. El mismísimo poeta mexicano vive un auténtico desgarro entre su voluntad universalista y sus raíces mexicanas; motivo por el cual sus análisis procuran destacar la evolución del debate entre lo americano y lo cosmopolita a la luz de las diferentes tendencias poéticas:

“La tensión entre cosmopolitismo y americanismo, lenguaje culto y coloquial, es constante en la poesía hispanoamericana desde la época de Sor Juana de la Cruz” (PAZ, 1974: 200).

            Paz va muy lejos en su reflexión al afirmar:  

“El movimiento de la literatura hispanoamericana se despliega en un sentido inverso: nosotros pensamos que la literatura argentina no es universal; en cambio, creemos que algunas obras de la literatura universal son argentinas. Y hay más. Gracias a nuestro desarraigo hemos descubierto una tradición sepultada: las antiguas literaturas indígenas” (PAZ, 1966: 21).

            Innegablemente, el debate entre la búsqueda de elementos culturales y humanos propiamente locales y americanos y el afán de abrirse a las corrientes universales es constante en una literatura desarraigada desde la colonización.

Conclusión:

En síntesis, el análisis de la evolución de la literatura latinoamericana ilustra la obsesión cosmopolita del ensayista mexicano. Pues bien, una de las preocupaciones más sobresalientes de Paz es su afán por abrirse a las letras universales. No elude ni oculta su total identificación con la poesía moderna mundial, sino que la defiende constantemente. De este modo, su cosmopolitismo le incita a superar las fronteras geográficas, políticas e ideológicas para abrazar una dimensión universal.

            Ahora bien, el escritor mexicano recalca la postura identitaria más apropiada adoptada entre universalismo y nacionalismo en estos términos elocuentes:

“[…] entre cosmopolitismo y americanismo, mi generación cortó por lo sano: estamos condenados a ser americanos, como nuestros padres y abuelos estaban condenados a buscar América o a huir de ella. Nuestro salto ha sido hacia dentro de nosotros mismos” (PAZ, 1974: 210).

            Así, el ensayista mexicano presume que la dialéctica cosmopolitismo / americanismo queda resuelta de modo definitivo. Huelga subrayar que la literatura hispanoamericana conquista, a partir de la década de los cincuenta del siglo pasado, el reconocimiento mundial como una realidad propia y distinta. En este sentido, resulta muy elocuente el hecho de otorgar seis premios Nobel de literatura a ilustres escritores hispanoamericanos. En definitiva, este vaivén entre lo americano y lo universal se corona con la celebración de lo local como carácter peculiar, y la aceptación de lo humano y cosmopolita como destino ineluctable.

BIBLIOGRAFÍA:

PAZ, Octavio (1967), Corriente alterna, México, Siglo XXI.

—————— (1956), El arco y la lira, FCE, México.

—————— (1950), El laberinto de la soledad, FCE, México.

—————— (1966), Puertas al campo, UNAM, México.

—————— (1974), Los hijos del limo, Seix Barral, Barcelona.

EDWARDS, Jorge (1990), “El otro occidente”, ABC, 12 de octubre, p.10.

VERANI, Hugo (1985), Pasión crítica, Seix Barral, Barcelona.

VV. AA (1990), Octavio Paz,Ed. Anthropos, Barcelona.

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