Rasgos de confluencia fronteriza y autobiográfica en ¨Una tumbita en Sidi Embarek y otros cuentos ceutíes¨  de Mohamed Lahchiri. Estudio socio-critico del más allá del Estrecho

Por: Saadeya Mousa Abd El Azeem

Catedrático Adjunto – Facultad de Al-Alsun

 Universidad de Kafrelsheikh, Egipto

  • Resumen

Recientemente, la narrativa hispano-magrebí vive una época fructífera de creación y difusión, generando una destacable posición literaria y critica, después de haber sido pertenecida durante largo tiempo al campo de la sub-literatura.

El objetivo fundamental de esta investigación radica en descubrir las peculiaridades de la narrativa del escritor marroquí Mohamed Lahchiri, sobre todo su obra creativa, ¨Una tumbita en Sidi Embarek y otros cuentos ceutíes¨ (2006).

En primer término, hablamos de la trayectoria vital y literaria del eminente escritor Mohamed Lahchiri. Luego, nos ocuparemos de la técnica narrativa de Lahchiri, sobre todo la de su libro de cuentos ¨Una tumbita en Sidi Embarek y otros cuentos ceutíes¨, considerado como una de las obras literarias más reveladoras de la narrativa hispano-magrebí de principios del Siglo XXI.

En segundo término, este trabajo aspira a designar las especialidades estéticas y temáticas de esta obra narrativa, que se compone de 16 cuentos, partiendo en esta fase de un estudio socio-crítico de los mecanismos de narración autobiográfica y fronteriza, haciendo hincapié de las reflexiones socio-históricas, la religiosidad y las tradiciones rituales en los años 60 y 70 de un país situado más allá del estrecho como se desprende de esta obra objeto de estudio.

Palabras clave:

Rasgos, socio-critico, Mohamed Lahchiri, Una tumbita en Sidi Mubarek y otros cuentos ceutíes.

I- Retazos de la trayectoria vital y literaria de Mohamed Lahchiri

Mohamed Lahchiri[1] (Ceuta, 1950) es uno de los eminentes escritores de la literatura marroquí escrita en español. Es periodista, docente y traductor. Fue un profesor de árabe en Casablanca (1970-1981). Escribió sus primeros cuentos en árabe. Entre 1990 y 2003 fue periodista y jefe de redacción del diario marroquí en castellano, La MañanaLe Matin- , que publicó el Grupo Maroc Soir en Casablanca.

El trabajo de Mohamed Lahchiri en el periodismo marroquí significa una exquisita experiencia y un paso decisivo para adentrarse en el quehacer literario. El propio Mohamed Lahchiri nos cuenta: «En el verano de 1990 fue creado por el diario LE MATIN un suplemento en español y trabajé allí, escribí mis primeros cuentos en español que gustaron al presidente de la Cámara Española de Comercio de Casablanca y los publicó en un libro. Cuando dejé de trabajar en ese periódico ya tenía muchos cuentos literarios escritos»[2]. Por lo que, su inclinación a la actividad literaria surge por casualidad.

El escritor Lahchiri confiesa en una entrevista con Dr. Ahmed Benremdane diciendo: «Yo no lo decidí. Fue una casualidad. Esto lo he explicado en una conferencia que fue publicada en la revista de la Universidad de Cádiz. Cuando llegué a Casablanca en 1970 para trabajar como profesor de lengua ya tenía decidido que quería ser escritor, pero en árabe. Escribí mucho en las páginas culturales de la prensa de Rabat y Casablanca, escribí cuentos, artículos y sobre todo traducciones de escritores hispanos que me gustaban mucho: Pablo Neruda Miguel Hernández Nicolás Guillén Vicente Aleixandre, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, etc.»[3].

El escritor marroquí Mohamed Lahchiri creó varias obras literarias, y las publicó en Casablanca, donde colaboró con algunos periódicos de la ciudad como: Pedacitos entrañables (1994), Cuentos ceutíes (2004), Una tumbita en Sidi Embarek y otros cuentos ceutíes (2006), además de una sola obra  publicada fuera de Marruecos El examen y otros cuentos ceutíes, en la editorial argentina Alición en 2015. En palabras de Lahchiri: «Cuando dejé de trabajar en ese periódico ya tenía muchos cuentos literarios escritos y me puse a publicarlos con mis ahorros»[4].

Es cierto que, Mohamed Lahchiri pertenece a la generación de los noventa, o la segunda generación, que llega después de la primera generación (en 1949) en la época del protectorado. La mayoría de los escritores de la segunda generación a la que pertenece Lahchiri, ejerce su tarea literaria desde los inicios de los años noventa, como es el caso de Mohamed Chakor y Mohamed Bouissef Rekab y otros, optando por la lengua de Cervantes como vehículo para su expresión literaria, abordando al mismo tiempo temas relacionados con su propia cultura, e intentando diseñar una imagen real de la sociedad marroquí, que constituye una parte integrante de su propia identidad y de su propio ser. En este contexto, el escritor José Sarria sugiere que: « […] Las lenguas o literaturas fronterizas se han venido desarrollando en otros escenarios geográficos, al producirse el sincretismo de culturas y de lenguas en lugares compartidos. Y este es el fenómeno que se produce en Marruecos, tras un largo periodo de historia común y que denota con motivo del periodo del protectorado llevado a cabo por España en la zona durante los años 1912 – 1956 y la posterior descolonización de la provincia española del Sahara (1936 – 1976)[5]».

Paralelamente, el escritor Mohamed Bouissef Rekab nos describe la obra creativa de la Generación de los 90 diciendo: «El pequeño abanico literario que se ha formado con los escritores marroquíes de expresión española, aún no ha conseguido un público consumidor lo bastante amplio como para dar opiniones a propósito de esta creación. El nacimiento de esta literatura deja entrever que va a haber un seguimiento serio, una continuidad que difícilmente puede ser detenida: una vez empezada la aventura, bella aventura de escribir estudios, novelas, cuentos y poesía en español, nadie podrá detener a los autores marroquíes que han elegido su camino libremente»[6].

En una entrevista realizada por Dr. Ahmed Benremdane  con el autor Mohamed Lahchiri, éste último nos dice en lo que respecta a los rasgos comunes existentes entre él y otros escritores de la generación de los noventa: «la única afinidad es que escribimos en español. Yo escribo cuentos literarios cuyo escenario es sobre todo mi ciudad natal, Ceuta. A mí me gustaban sobre todo los poemas de Mohamed Mamoun Taha, algún cuento de Sibari, me gustan los trabajos de El Gamoun, me gusta la persona de El Gamoun también. Es lo que se me ocurre como respuesta a esta pregunta»[7]. 

II- Técnica narrativa en la obra de Lahchiri.

Curiosamente, Lahchiri se califica como un escritor extraordinario, de cuentos escogidos del armario de sus recuerdos. Su narración toca el corazón, por estar empapada de frustración y de ira. De modo que, él navega en la memoria de los personajes de sus obras narrativas que se mueven entre las dos orillas del Mediterráneo, la dimensión espacial de acercamiento y convivencia entre dos culturas distintos aparentemente. Y aquí me inspiro en palabras del propio Lahchiri: «Bueno, primero quiero rescatar todo lo relacionado con la comunidad musulmana en la Ceuta de los años 50 y 60, especialmente en la barriada del príncipe Alfonso, que ahora es estrictamente musulmana – […] y en la que en aquel entonces vivían payos, gitanos, musulmanes, y segundo, yo me dirijo a los lectores españoles ceutíes y les cuento cosas de musulmanes, les digo cómo somos, cómo vivimos, qué nos preocupa, etc.»[8]. Con respecto a su obra narrativa, Cristian Ricci sugiere que « (…) los relatos de Lahchiri son en sí un documento historiográfico valiosísimo que sirve para evaluar de qué manera se ha formado el canon literario árabe-marroquí de los escritores contemporáneos que nacieron al calor de la independencia del país¨[9]. En este contexto, la ensayista Carmelo Pérez Beltrán en su ensayo titulado “Castellano en la otra orilla” sostiene que: «Lahchiri nos sirve para ejemplificar las exageraciones y generalizaciones en torno a la escritura marroquí en español. Autor de calidad contrastada, se han llegado a decir cosas peregrinas […], como que sus relatos son populistas y de un costumbrismo que bien aprovechado provoca la nostalgia entre los ceutíes[10]».

Paralelamente, la narrativa de Lahchiri se encala dentro del marco de pos-colonialismo e hibridismo cultural. El escritor marroquí, en su narrativa, intenta abordar la autobiografía, la alter-biografía[11] y la diacronía pasado – presente, interpretando el modelo jalduniano (de Ibn Jaldún) de la sociedad islámica. ¨[…] una lectura profunda de su narrativa […] nos lleva a analizar un conjunto de recursos literarios más complejos que responde a esa ¨posición por hacer¨ o ¨intersticial¨ del escritor fronterizo…¨[12], pasando su vida entre las ciudades marroquíes Ceuta – su ciudad natal – Tetuán, Rabat y Casablanca, donde hay una constante presencia de sus recuerdos de niñez y adolescencia en su narrativa, insistiendo en mantener firmemente las tradiciones de su propia cultura marroquí , y de la herencia de sus antepasados. Y aquí me inspiro en boca de Bouissef Rekab en su ensayo ¨Escritores marroquíes de expresión española¨: «Mohamed Lahchiri, hispanista convencido. Hijo de Ceuta, nos cuentas en sus Pedacitos entrañables (1994) sus experiencias más íntimas, más convincentes de su actual situación de amante del español[13].

Ciertamente, la narrativa de Lahchiri se distingue por su vertiente realista, manteniendo un equilibrio entre lo documental y lo real. Por eso, se clasifica como una narrativa de compromiso social por excelencia. Cristian H. Ricci nos informa en su libro titulado “Literatura periférica en castellano y catalán: el caso marroquí“que: «En siglo XXI la literatura marroquí deja de inspirarse en lo serio, lo sensato, lo consumado, cuyo origen se hallaba en la historia del movimiento nacionalista, en la realidad de las luchas sociales generadas con posteridad, en la relación entre el ámbito rural y el urbano»[14]. En este contexto, la literatura hispano-magrebí confiere un enorme interés a la experiencia particular, y se preocupa por las dimensiones subjetivas y existenciales del individuo con el objetivo de expresar sus sentimientos y sus inclinaciones en la sociedad que le rodea. Y por consiguiente, se representa una índole de literatura de compromiso social, dependiente del realismo social.

III- Estudio socio-critico de Una tumbita en Sidi Embarek y otros cuentos ceutíes de Mohamed Lahchiri.

El fundamento genérico que nos permite hacer un estudio analítico de esta obra narrativa– Una tumbita en Sidi Embarek y otros cuentos ceutíes –, exige un delineamiento de los mecanismos de narración autobiográfica y fronteriza, que aparecen como rasgos destacadas. Partimos, por consiguiente, de un estudio estético del punto de vista narrativo, y la dimensión espacial.

1. Confluencia del punto de vista con la autobiografía.

En Una tumbita en Sidi Embarek y otros cuentos ceutíes, el punto de vista narrativo se presenta por un narrador intradiegético – según Genette[15] – es que la representación narrativa que fundamenta las relaciones entre narración y discurso se presenta por el propio Mohamed Lahchiri, quien narra los hechos de sus cuentos, utilizando la primera persona. «Esto explica la profunda interferencia entre personaje, narrador y, a veces, autor, y la presencia notoria del lenguaje onírico; un estilo, en suma, que convierte la escritura misma en tema y materia de creación literaria»[16].

En los 16 cuentos, que componen su libro – Una tumbita en Sidi Embarek y otros cuentos ceutíes – Lahchiri representa su autobiografía, relatando sus experiencias vitales, y se clasifica como narrador interno, protagonizando los sucesos de toda esta obra narrativa. Mencionamos algunos ejemplos de los 16 cuentos: En ¨El amigo argentino¨, Lahchiri – el narrador – dice: «Me lo mandó mi amigo Luciano Vettor, de Buenos Aires. Lo recibí el 11.6.1977¨, se lee en la primera página del libro. Una letra lenta y pirueteada por mí con un bic azul…»[17].

En ese contexto, la voz narrativa que reconoce el grado de subjetividad de la narración – según Genette – en Una tumbita en Sidi Embarek y otros cuentos ceutíes es auto-diegético, porque el narrador – Lahchiri – cuenta sus experiencias más intimas, actuando como personaje principal en el relato en torno al cual gira toda la acción. Por ejemplo, en el cuento ¨Los nombres de Al-lah¨, Lahchiri nos cuenta: «Ya cincuenta años después, con la jubilación en el macuto y enzarzado en una larga batalla para sortear los achaques de la edad, el asombro que le embarga no se mueve ni un ápice cada vez que piensa en aquel episodio menudo. ¿Fue él… él… el autor de aquello? Medio siglo después, le sigue costando creerlo…» (P. 7).

En esta obra autobiográfica, Lahchiri – el narrador – se encuentra inmerso en una textura memorística compleja que, a su vez expone una perspectiva interpretada y lógica de sus recuerdos del pasado con sus ancestros familiares. En el cuento nº. 6 titulado ¨Trintacuc¨ nos informa:

«Nosotros éramos cuatro primitos: Abd al-Malik, Mohamed y Liazid, que eran hermanos y yo –Mohamed también-, que sólo tenía hermanas. Ellos también tenían una hermana, pero las chicas se quedaban en casa. […] El abuelo jamás nos prohibió subirnos a los árboles a hartarnos de higos, aunque él sacaba un buen dinero cada tarde subiendo al zoco del príncipe Alfonso, que estaba en el centro de la barriada, […] Subía a vender sus higos y sobre todo a hacer las oraciones de al-Aasr y al- Magreb en la zauia de los tiyanies y pegar la hebra o jugar a las damas con sus amigos o supervivientes –como él- de la guerra de España. (PP. 16- 17).».

Lahchiri continúa narrando el destino de sus familiares en el mismo cuento:

«Y ahora los dos supervivientes de aquellos cuatro chicos- Abd al-Malik, que estaba medio majareta y Liazid, que, primero era muy listo y tan valiente que,  cuando estaba con nosotros, nos sentíamos seguros, y luego se volvió loco; estos dos murieron muy jóvenes-, esto es, mi primo Mohamed y yo, todavía nos acordamos de dos plantitas que llamábamos hommaida y trintacuc… (P. 15)».

Por último, Lahchiri llega a la conclusión de que la muerte es la autentica realidad en nuestro mundo, cuando dice al final de este cuento: «[…] O cuando pienso en Abd al-Malik y sobre todo en Liazid, que era listo y tan valiente y al que yo quería tanto y admiraba, y, de pronto, loco perdido y encerrado en un cartucho por su padre, con cadena y todo, como una bestia, y finalmente muerto; y el peso de los años en mis movimientos y en los cada vez más alarmantes agujeros en la memoria, se encarga de mostrarme la conclusión –sin la más mínima duda, esto me sabe terrible- como Abd al-Malik, como Liazid, como los ricos trintacus o como los dos montes abrazados, como hormigón asfixiándose la vida y la muerte. (PP. 15, 17) »

En este sentido, Lahchiri continúa contarnos su autobiografía a lo largo de sus 16 cuentos, hablando de su trayectoria literaria y la influencia que ha recibido de otros escritores, sobre todo del mundo árabe, es que se ve influido por la narrativa del eminente escritor egipcio Naguib Mahfouz, hablando de su sueño de ser un gran autor como el novelista y  Nobel de la literatura árabe,  Naguib Mahfuz: y eso lo confiesa en el quinto cuento llamado ¨es un romance¨, cuando dice: «La cabeza estaba también  repleta de sueños. Soñaba sobre todo con ser un gran escritor o- en otras palabras- con escribir un gran libro, una novela como la Trilogía de Naguib Mahfuz  (P.13)».

En el siguiente pasaje, Lahchiri declara su influencia por el escritor egipcio, al leer su novela ¨Principio y fin¨, protagonizada en el cine egipcio por el actor Omar Al-Sharif. Según sus propias palabras: « […] Había oído hablar de un tal Naguib Mahfouz, algunos de cuyos libros estaban en el escaparate de la librería. Eligió ¨Principio y fin¨, porque la historia había llevado al cine y Omar Sharif hacía el papel del personaje principal (P. 14)».    

Evidentemente, Lahchiri  en esta obra narrativa –Una tumbita en sidi Embarek y otros cuentos ceutíes – nos dibuja un retrato auténtico de su personalidad, mediante una serie ininterrumpida de relatos, tradiciones rituales y recuerdos tanto de sus ancestros como de sus  amigos extranjeros, de modo que el tono autobiográfico coincide con el narrador y el protagonista a la vez.

2. Rasgos fronterizos y espaciales.

Mohamed Lahchiri es uno de los autores marroquíes de expresión española que han dedicado casi toda su narrativa a su ciudad – Ceuta – natal. En una entrevista, él dice: «Y aunque los dieciséis cuentos están enmarcados en Ceuta, en una época determinada, no debe sorprender algún que otro conato de indignación, algún que otro brote de esa actitud profundamente contestataria con el régimen bajo el cual vivimos como súbditos desde mediados del siglo pasado,… esa actitud que ha estado siempre latente especialmente en el seno de la familia docente marroquí (a la que pertenezco y que creo que conozco bien)»[18].  

Anotemos que Lahchiri en su obra creativa describe minuciosamente el espacio real objetivo de su patria natal con todos sus detalles fronterizos, incluso su desarrollo urbanístico, que se convierte en uno de los desafíos ilustrados en su narrativa. En el noveno cuento denominado ¨una tumbita en Sidi Embarek¨, Lahchiri describe su tierra – Ceuta – natal:

«Me embarga exactamente el chispazo de gozo de siempre. Voy a darme un chapuzón en el calor de familia en Ceuta –en nuestra Sebta, esto es, la de los que somos de ahí, los que hemos mamado sus callejuelas, sus cines, su pobreza, su pedacito de cielo y de estrecho…; […] Estoy en un taxi de esos que te tragan a la salida del tren que llega a Tánger entre las seis y media y siete de la mañana, sin dejarte tiempo ni de respirar un poco de aire de la ciudad de Ibn Battuta(P. 24)».

Así como, en este mismo cuento, Lahchiri se siente atraído por la naturaleza fronteriza de Ceuta y sus escenas espectaculares situadas más allá del estrecho, mientras está tomando un taxi deambulando en las carreteras de Ceuta, reflejando sus sensaciones hacia su patria chica por los ojos de un buen amante, describiéndola subjetivamente:

« […] que está ahora engullendo la carretera Tánger- Findeq, esa carretera ante cuyo paisaje y Estrecho nunca me canso de decir y de pensar… ahhh, qué bueno.  Estar en este paisaje, respirar este aire,… hacer las alusiones en este azul marino… es como hacer el amor […] Y mientras se avanza el taxi por la carretera, mientras más se acerca a Ceuta –un mojón me acaba de indicar que faltan cuarenta kilómetros para llegar a la patria chica-, […] de una blancura en el azul del Estrecho y a la derecha montes verdes. (P. 25)».

3. Rasgos temáticos en Una tumbita en Sidi Embarek y otros cuentos ceutíes.

  • Reflexiones socio-históricas.

En su obra narrativa, Una tumbita en Sidi Embarek y otros cuentos ceutíes, Mohamed Lahchiri intenta proyectar la mirada crítica y desencantada del Magreb, desde la perspectiva de un marroquí híbrido nacido en Ceuta, reflejando el contexto socio-histórico de su patria a mediados del siglo XX.

La corrupción y el abuso de poder, son dos problemáticas bien discutidas en la obra de Lahchiri. En el cuento nº. 15 ¨El morito de Arcila¨, Lahchiri hace referencia al contexto político-histórico de Marruecos en los años 50, aludiendo a la mala situación de Marruecos con respecto a los bajos niveles de educación y la corrupción arraigada, incluso durante el  protectorado español, comparándola con la situación peninsular. Él nos informa:

«Y piensa en lo que acaba de leer en el prólogo del libro sobre el Marruecos de Hassan II que está leyendo- de un periodista francés de la agencia AFP- Hace un esfuerzo para recordar:

Que el Marruecos de 1955 no estaba la misma situación que España y Portugal, como se suele decir en Marruecos. El índice de alfabetización de los portugueses y de los españoles era mucho más elevado a mediados de los 50 que en Marruecos. Las bases de una industrialización ya existían en España. Sobre la corrupción, dice que estaba lejos de alcanzar en la península- bajo Franco y Salazar- los niveles que siempre ha tenido en Marruecos, incluso en la época del protectorado. (P. 48)».

A continuación, el escritor marroquí dedica su cuento nº.16 ¨Moras pisoteadas¨ para tratar el tema de la corrupción y la mala situación socio-política. El propio Lahchiri dice en una entrevista que el cuento: « […] ¨Moras pisoteadas¨ en el que el personaje dice más o menos lo que yo pienso. Aprovecho cualquier oportunidad para expresar mi indignación ante los que pasa en Marruecos, (la falta de democracia, las injusticias), ante la actitud de Occidente con el mundo árabe- musulmán, ante las compañas de simbolización que se orquestan desde hace muchos años contra la civilización y la historia musulmana…[19]»

Anotemos su crítica aguda orientada hacia los sectores políticos, expresando su oposición a la política practicada por el poder en Marruecos. Lahchiri describe el régimen político durante el reinado de Hassan II en Marruecos, cuya sociedad padece la dictadura y la falta de libertades y el abuso de poder. En este mismo contexto, se va criticando la sociedad marroquí en los años 60 y 70, burlando de las desventajas del régimen feudalista oprimido, cuando un profesor de geografía – en un instituto de enseñanza de altezas reales y de elites – pregunta los alumnos del nombre de los países en el mapa, y un príncipe marroquí le responde que Marruecos es la finca de su tío. De acuerdo con las palabras de Lahchiri en las últimas líneas del cuento ¨Moras pisoteadas¨:   

«Y en este punto, ya cerquita del instituto, […,] en el que un grupo de alumnos- altezas reales, altezas a secas e hijos de grandes familias seleccionadas- se encuentran estudiando geografía en el colegio real y el maestro abre un mapa y se pone a preguntar¨ ¿Esto qué es? Y el alumno de turno responde ¨Francia¨, ¨Italia¨, ¨España¨, etc. Y de pronto, el maestro pone el dedo –o la regla- en el mapa de Marruecos y un principito responde: ¨Eso es la finca de mi tío¨… que le parece el mejor remate para sus reflexiones pesimistas. (P. 54.)».

Mohamed Lahchiri continúa reflejando las vicisitudes de la sociedad marroquí. En el cuento nº. 13 titulado ¨La ciudad maldita¨, Lahchiri describe la degradación moral entre los jóvenes por la propagación de las drogas, considerándola una faceta de la emancipación, sobre todo después del fin de la época del protectorado. Lahchiri dice:«Pero en la ciudad de Chauen donde se encontró más chiquitito que los doce años que tenia, alumno, en Marruecos, en un internado recién creado, con las grandes ilusiones marroquíes de la post-independencia en marcha, con otros chiscos, en su mayoría mayores que él, paisanos suyos ceutíes y también chicos de castillejos alrededores, y de Bab Taza, y de Beni Ahmed,… allí le daban el nombre se da a la droga que la aduana corrupta captura de vez en cuando por toneladas en vehículos que se disponen a saltarse el estrecho: hachich. (P. 38)».

Y por ende, se puede decir que el escritor Mohamed Lahchiri mediante su obra creativa, intenta mostrar los claroscuros de la sociedad marroquí urbana dominada por el abuso de poder, la corrupción, y  la violencia en una época decisiva – mediados del siglo XX- de la historia ocurrida más allá del estrecho.

  • Religiosidad, y Tradiciones rituales.

En ¨Una tumbita en Sidi Embarek y otros cuentos ceutíes¨, Lahchiri hace referencia a las prácticas religiosas y las funciones islámicas de culto, interesando por mostrar los principios y valores de la religión musulmana,  muchos rituales y manifestaciones relacionados con el Islam. Primero, Lahchiri habla del primer pilar – La Oración- del Islam y su santidad para los musulmanes:

« […], se pasaba días y días y noches y noches suplicándole a Allah perdón –antes y después de cada una de las cinco oraciones, incluso fuera de ellas- y prometiendo fervorosamente no volver a caer en eso nunca nunca más» (P. 5).

A continuación, en el primer cuento – El amigo argentino – de su obra narrativa, Lahchiri nos describe detalladamente el cuarto pilar del Islam, que es el ayuno – Ramadán – mediante sus recuerdos en este mes con sus familiares. Él dice: « […] Aquel dichoso agosto coincidía de lleno con nuestro Ramadán. Me acuerdo perfectamente de que nos levantábamos por la noche para comer –las noches del sábado, no…-, a eso de las tres de la madrugada, y después de la comida, los demás se arrastraban con el atolondramiento a cuestas a la cama, pero yo no. No quería acostarme con el estomago enfangado y despertar hecho un asco» (P. 3).

Repetidamente, en el décimo cuento ¨Manolito¨, Lahchiri describe minuciosamente los rituales y las tradiciones de Ramadán en Marruecos.  « […] Estamos en el mes de Ramadán. Ahora, en estos últimos cartuchos del siglo XX, el mes del ayuno cae en pleno invierno, con días cortísimos, con frio […], y los días del ayuno, con el trabajo, pasan sobre ruedas…» (P. 27). Además, en los dos cuentos ¨oír tu respirar de noche¨ y ¨El morito de Arcila¨ y nos informa las fiestas en el Islam: Eid Al-Adha y Eid Al-Fitr  cuando dice: « […] El día del Aid es la gran fiesta para todos, pecadores  buenos musulmanes». Y en otra ocasión, habla del día del viernes, que se considera para los musulmanes como fiesta semanal.  

Curiosamente, Lahchiri dedica el tercer cuento titulado ¨Los nombres de Allah¨ para hablar de los versículos del Corán y Los noventa y nueve nombres de Allah, que aprendió en la escuela coránica. Lahchiri retrata el maestro de la escuela coránica del siguiente modo:

«Y se puso a decir, con el palo latiendo cerquita cerquita de sus pies resignados, los noventa y nueve nombres de A-lah: Arrahamnu, Arrahimu, Al-Maliku, Al-Quddusu, As-salamu, Al-Muminu […] ¡hasta el último nombre –el 99- del Clemente y Misericordioso!] (P. 8).

Paralelamente, en el segundo cuento ¨Recordar un cuento¨ de esta serie narrativa, Lahchiri declara el impacto del discurso religioso representado en el personaje de Abd Al-Aziz ben Seddik,-  que completa su estudio universitario en La universidad de Al-Azhar en El Cairo-, hablando sobre las disposiciones de la religión islámica y sus leyes relativas al matrimonio en un periódico local. « […] Que un alim tangerino de periódico local unos artículos sobre la sexualidad en el islam en los que decía algunas cosas sorprendentes. (P. 6.)».

Lahchiri continúa su discurso, hablando sobre las reglas simplificadas del divorcio en el Islam, es que la religión islámica permite el derecho de divorcio – Talaq – al esposo, quien puede reclamarlo por la voluntad de ambos maridos.  En el cuento nº. 14 ¨El pecado¨, el narrador nos relata: « […] Y había pronunciado la frase que Al-lah más aborrece: Me divorcio de mí esposa. (P. 44)». Y en ese mismo cuento, Lahchiri hace hincapié al compromiso socio-religioso de los marroquíes musulmanes, aludiendo a los tabúes en el Islam: « […], en otra clase de educación islámica, que todo lo que hacía daño –o causaba problemas- al cuerpo y a la sociedad era pecado en el islam: las bebidas alcohólicas, las drogas, etc. (P. 43)». Con todas estas escenas, se puede decir que Lahchiri denuncia algunos de los valores sociales y educativos y las formas de vida y actitudes dentro de la sociedad marroquí desde una perspectiva religiosa.

A lo largo de su obra narrativa, Lahchiri va introduciendo explicaciones y detalles sobre  minuciosas tradiciones y costumbres de la vida de los musulmanes en Marruecos, lo cual afirma su buen conocimiento de la cultura de su tierra natal y su capacidad para dar informaciones sobre el componente socio-cultural de los marroquíes. Hasta el punto de que La ensayista Carmelo Pérez Beltrán expresa sus sentimientos al leer esta colección narrativa: « […] Quien quiera pedir mi partida literal de nacimiento para comprobar que no nací en Ceuta, pero sus cuentos de ¨Una tumbita en Sidi Embarek y otros cuentos ceutíes¨, me produjeron el intimo placer de enfrentarme a historias con corazón, con vidas que fluyen, con sentimientos, tal como muchas de las creaciones de ¨Entre las dos orillas[20]». Y por consiguiente, se provoca la nostalgia hacia tierras situadas más allá del estrecho.

4. El lenguaje y el estilo.

Curiosamente, Lahchiri en su colección de cuentos –Una tumbita en sidi Embarek y otros cuentos ceutíes – nos dibuja un retrato auténtico de su patria natal – Ceuta – reflejando una cosmovisión de la realidad histórica y social de su Ceuta en los años 60 y 70 a través de una serie ininterrumpida de relatos, cuyo lenguaje se caracteriza por la sencillez y simpleza. Su obra narrativa se destaca por una clara preocupación estética que acompaña su preocupación por la crítica social y la descripción detallada de la vida cotidiana de los marroquíes. Según las palabras de Cristian H. Ricci. « […] El lenguaje evocador que utiliza Lahchiri, las imágenes que con éste crea le dan la posibilidad de alcanzar un alto nivel de abstracción con respeto a la realidad contingente aún hablando de temas muy comprometidos»[21].  De modo que, nos sentimos que el escritor se interesa por la jugosidad del cuento más que por su redondez y los sucesos dotados de una profundidad psicológica.

Asimismo, la sencillez del planteamiento y del modo narrativo adoptado en esta obra facilita el proceso a su lectura.  Además, Lahchiri usa recursos estilísticos y lingüísticos, que dan más fuerza y belleza al texto.

Efectivamente, los 16 cuentos de Lahchiri responden a algunos aspectos caracterizados del cuento tradicional marroquí, escogidos del patrimonio cultural de Marruecos. Lahchiri – en su colección narrativa – utiliza un lenguaje culto con riqueza de vocabulario originada por la mezcla de lenguas y dialectos: el árabe clásico, el dialecto marroquí, y el francés, que a veces se funden entre sí, reflejándose la multiculturalidad. Veamos algunos ejemplos significativos:

« […] No sabía cómo se llamaba eso en su lengua y busco en un diccionario la palabra árabe: al-manfas o al-manfad. En el árabe marroquí se utiliza ¨tubo de escape¨ en el norte del país y ¨échappement¨ a menudo deformándola: échachacma) de Alcazarquibir para abajo» (P. 5).

«Cuando dicen al camarero, Eddachichi pide un bolletín de agua mineral con gas» (P. 46).

Evidentemente, el árabe clásico es frecuente en la obra de Lahchiri. Veamos algunos ejemplos significativos:

«Que un alim tangerino de setenta y varios años, llamado Abd al-Aziz ben Seddik,..»(P. 6).

«Y se puso a decir […] los noventa y nueve nombres de Al-lah: Arrahmanu, Arrahimu, Al-Maliku, Al-Quddusu, As-Salamu, Al-Muminu, Al-Muhaimnu, Al-Aazizu, Al-Yabbaru, Al-Mutakabbiru,…» (P. 8).

«Una tía suya, que se llama Chama y que era muy bromista, llamaba eso hachicha» (P. 38).

« […] ¿Quién ha muerto?, Fulano, hijo de Fulano y Fulana. […]  En la gran ciudad tercermundista las furgonetas  llamadas transporte de difuntos –exactamente: Naql al-Amuat… » (P. 44).

Además, la mayoría de los personajes aparecidos en los 16 cuentos son de origen árabe por ejemplo: Mohamed Chukri, Mohamed Berrada, Abdeljabbar Sehimi, Abd al-Aziz ben Seddik, Abdurrazzak, Abd al-Malik, Mohamed y Liazid, Siham, Fátima, etc.Añadiendo, los rituales del islam se pronuncian en árabe como; Ramadán, Salah, Duhr, Asr, Aid Fitr, Aid Adha.  Y por ende, el uso de diversos dialectos y lenguas refleja la multiculturalidad por parte del escritor Lahchiri.  

IV- Conclusión.

Como conclusión, el escritor Mohamed Lahchiri intenta contarnos su visión criticante, humanista y realista del Magreb en la segunda mitad del siglo XX, desde la perspectiva de un marroquí híbrido nacido en Ceuta. Lahchiri, en su obra creativa –Una tumbita en sidi Embarek y otros cuentos ceutíes – se caracteriza por su costumbrismo. Nos dibuja un retrato auténtico de su autobiografía, representando una serie ininterrumpida de relatos, tradiciones rituales y recuerdos tanto de sus ancestros como de sus  amigos extranjeros, provocando la nostalgia entre los ceutíes, produciendo el placer de que el lector se enfrenta a historias vitales vibrantes situadas más allá del estrecho  de voces fronterizos ceutí-magrebíes.

En su obra narrativa, Una tumbita en Sidi Embarek y otros cuentos ceutíes, Mohamed Lahchiri va introduciendo explicaciones y detalles minuciosas sobre las tradiciones y las costumbres de la vida de los musulmanes en Marruecos, lo cual afirma su buen conocimiento de la cultura de su tierra natal y su capacidad para trasladar el componente socio-cultural de los marroquíes, reflejando el discurso de multiculturalidad. Y por ende, la voz autobiográfica del eminente escritor Lahchiri se confluye con la voz colectiva de una patria fronteriza, presentando una mirada socio-critica de su tierra natal – Ceuta -, mediante los dieciséis cuentos, cuya trama se caracteriza tanto por una coherencia narrativa, como por un lenguaje híbrido enriquecido de un país situado más allá del estrecho.   

V- Bibliografía.

1.  Bibliografía Citada.

– Abdelkhalak Najmi (2014): Entrevista con Mohamed Lahchiri, Los artículos de las dos orillas.  Ex redactor jefe de La Mañana. 25/05/2014,  https://www.webislam.com/articulos/93897, entrevista_con_mohamed_laachiri_exredactor_jefe_de_la_manana.html Fecha de visita de la página web: 20 /10/2022.
– Benremdane, Ahmed. (2019): «La generación de los 90 y Mohamed Lahchiri», CONGRESO “LA FRONTERA LÍQUIDA” Córdoba, 25-26 noviembre de 2019, publicado en Revista Web Hispanismo del Magreb, 21 de febrero de 2021, Fecha de visita: 10 / /12/ 202
– Bouissef Rekab, Mohamed (1997). Escritores Marroquíes de Expresión Española, ¨El Grupo de los 90¨. Tetuán: Publicaciones de la Asociación Tetuán-Asmir.
– Lahchiri, Mohamed (2006): Una tumbita en Sidi Embarek y otros cuentos ceutíes, Versión electrónica inédita enviada por el escritor Mohamed Lahchiri. PP. 1 – 54.
– Pérez Beltrán, Carmelo. (2008): «Castellano en la otra orilla», La opinión en Granada. Antología. Fecha 5/4/2008. Sección: Cultura.
– Ricci, Cristián H.  (2010) Historia e historias de desplazamientos internos y externos en los cuentos ceutíes de Mohamed Lahchiri‖, Aljamia, nº. 21, Consejería de Educación, diciembre de 2010.(2010): Literatura periférica en castellano y catalán: el caso marroquí, Primera edición 2010, Universidad de Minnesota, © EDICIONES CLÁSICAS • EDICIONES DEL ORTO, Madrid.
– Sarria, José (2013): La literatura hispano magrebí en Marruecos. El Protectorado español en Marruecos: la historia trascendida / coord. Por Manuel Aragón Reyes, Vol. 2, 2013 (Vertiente cultural-historiográfica y literaria), ISBN 9788469582541, pp. 223-246.

2. Bibliografía General.

-Barce, Sergio, (2015): Una literatura entre Marruecos y España, en Inmaculada Díaz Narbona, (ed.): Literaturas hispano africanos: Calidades y 13 contextos, Madrid, Verbum, (PP. 271 – 293). – Chakor, Mohamed y Sergio Macías (1987): “Literatura marroquí en lengua castellana”, en Encuentros literarios: Marruecos-España-Iberoamérica. Madrid: CantArabia. 7-35.
– El Gamoun, Ahmed. (2004) “La literatura marroquí de expresión española: un imaginario en ciernes.” Escritura marroquí en lengua española II (1975-2000). Fez: U Sidi Mohamed Ben Abdellah. 151-160.
– Fernández Gomá, Paloma, Ed. Revista Tres Orillas. Varios números. Algeci-ras, 2002-2009.
– Iglesias, M. (ed.) (2011): La cooperación transfronteriza Andalucía-Norte de Marruecos, Sevilla: Junta de Andalucía.  
– Khallaf, Mohamed. (1994): “Reflexiones sobre el aspecto creativo de la producción literaria del hispanismo marroquí”. Actas del Coloquio Internacional Escritura Marroquí en Lengua Española. 1994. Fez: U Sidi Mohamed Ben Abdellah, 1998. 101-16.
– Lahchiri, Mohamed. (2003) “El escritor de frontera”. Ateneo 3. PP.165-168. – Lomas López, Enrique,  (2012): «La literatura magrebí en español: Delimitación y problemática de un corpus emergente», en Enrique Lomas, Isabel Marallas (eds.); Valencia, PP. 59 – 82.
– Sibari, Mohamed. (2004):“Mi creación entre los dos coloquios”. Escritura marroquí en lengua española II (1975-2000). Fez: U Sidi Mohamed Ben Abdellah… PP. 107-112.

[1]Véase: Entrevista con Mohamed Lahchiri, Los artículos de las dos orillas.  Ex redactor jefe de La Mañana. 25/05/2014,  Abdelkhalak Najmi

https://www.webislam.com/articulos/93897, entrevista_con_mohamed_laachiri_exredactor_jefe_de_la_manana.html Fecha de visita de la página web: 20 /10/2022.

[2] – Ahmed Benremdane (2019): “Entrevista a Mohamed Lahchiri”. En su ensayo «La generación de los 90 y Mohamed Lahchiri», CONGRESO “LA FRONTERA LÍQUIDA” Córdoba, 25-26 noviembre de 2019, publicado en Revista Web Hispanismo del Magreb, 21 de febrero de 2021, Fecha de visita: 10 / /12/ 2022

[3]– Ídem.

[4] – Ídem.

[5] – José Sarria: La literatura hispano magrebí en Marruecos. El Protectorado español en Marruecos: la historia trascendida / coord. por Manuel Aragón Reyes, Vol. 2, 2013 (Vertiente cultural-historiográfica y literaria), ISBN 9788469582541, P. 224.

[6] – Mohamed BOUISSEF REKAB, (1997). Escritores Marroquíes de Expresión Española, ¨El Grupo de los 90¨. Tetuán: Publicaciones de la Asociación Tetuán-Asmir. PP. 15 – 16.

[7]– Ahmed Benremdane (2019): “Entrevista a Mohamed Lahchiri”, Op. Cit,

[8]– Ídem.

[9]– Cristián H. RICCI (2010): Historia e historias de desplazamientos internos y externos en los cuentos ceutíes de Mohamed Lahchiri, Aljamía, nº. 21, Consejería de Educación, diciembre de 2010, p. 40.

[10] – Carmelo Pérez Beltrán (2008): «Castellano en la otra orilla», La opinión en Granada. Antología. Fecha 5/4/2008. Sección: Cultura. P. 47.

[11]– Véase: Cristián H. RICCI (2010): Historia e historias de desplazamientos internos y externos en los cuentos ceutíes de Mohamed Lahchiri, Op. Cit.,  p. 39.

[12]– Ídem.

[13] – BOUISSEF REKAB, Mohamed (1997). Escritores Marroquíes de Expresión Española, ¨El Grupo de los 90¨. Tetuán: Publicaciones de la Asociación Tetuán-Asmir.

[14] –  Cristián H. Ricci  (2010): Literatura periférica en castellano y catalán: el caso marroquí, Primera edición 2010, Universidad de Minnesota, © EDICIONES CLÁSICAS • EDICIONES DEL ORTO, Madrid. P. 49

[15] – Véase: Gerard Genette (1972): Discurso del relato, Barcelona, En: Figuras III.: Lumen., Esp. Introducción, pp. 71 – 76.

[16] – Cristián H. Ricci  (2010): Literatura periférica en castellano y catalán: el caso marroquí. P. 49

[17] – Mohamed Lahchiri, (2006): Una tumbita en Sidi Embarek y otros cuentos ceutíes, Versión electrónica inédita enviada por el escritor Mohamed Lahchiri, P.1.

[18] – Entrevista con Mohamed Lahchiri (2014), Los artículos de las dos orillas.  Ex redactor jefe de La Mañana. 25/05/2014,  Abdelkhalak Najmi, Op. Cit.,

[19] – Ídem.

[20] – Carmelo Pérez Beltrán (2008): «Castellano en la otra orilla», Op. Cit., P. 47.

[21]– Véase: Cristián H. RICCI (2010): Historia e historias de desplazamientos internos y externos en los cuentos ceutíes de Mohamed Lahchiri, Op. Cit., p. 39.

Hispanistas
Noticias
happy-woman-walking-on-beach-PL6FA7H.jpg

SanFair Newsletter

The latest on what’s moving world – delivered straight to your inbox