La generación de los noventa y Mohamed Lahchiri

CONGRESO “LA FRONTERA LÍQUIDA”

Córdoba, 25-26 noviembre de 2019

Ponencia de Ahmed Benremdane

 Universidad Sidi Mohamed Ben Abdellah de Fez (Marruecos)

La elección del presente tema se debe, esencialmente, al interés que se da, hoy en día, a la literatura marroquí escrita en lengua española. Es una producción literaria que se distingue de otras literaturas tanto por la particularidad de los temas tratados como por sus técnicas de escribir y por la forma. Se trata de una aproximación a los rasgos comunes y diferentes de la llamada Generación de los noventa de los escritores marroquíes de expresión española.

Antes de abordar el tema, me gustaría empezar por dar unas cuantas aclaraciones acerca del grupo de escritores marroquíes de expresión española que forman parte de la llamada Generación de los noventa. La primera aclaración es la relativa a la clasificación que unos críticos (Chakor y Macías, 1986: 7-36. Bouissef Rekkab, 1997) hacen de estos mismos escritores que se llaman, también, los de la segunda generación. Esta denominación se debe a que el primer grupo de escritores marroquíes, los que forman la primera generación, empezó a publicar ya en la época del Protectorado y, más exactamente a partir del año 1949.

En cuanto a la segunda generación, objeto de este estudio, la mayoría de sus miembros empezó a escribir en los albores de los años noventa, con algunas excepciones, como fue el caso de Mohamed Chakor que publicó antes de 1990.

En mi opinión, resulta difícil, e incluso imposible, establecer una sola y única clasificación de la llamada Generación de los años noventa de los escritores marroquíes. Al echar un vistazo a las clasificaciones propuestas por Mohamed Chakor y Sergio Macías así como por Mohamed Bouissef Rekab, notamos que en ellas los miembros que componen la generación no son totalmente los mismos. Estas clasificaciones no son más que unos intentos, por parte de sus autores de agrupar unos cuantos escritores basándose sobre lo que tienen en común. Estas taxonomías se hicieron en los años noventa del siglo pasado, es decir en el mismo momento en que los escritores en cuestión emprendieron la aventura de escribir en la lengua de Cervantes. Cada uno lo hacía a su manera optando por el género literario que más le parecía adecuado y tratando los temas relacionados con su propia cultura, la marroquí, partiendo muchos de ellos de la idea de que son ellos mismos los que mejor pueden describirla y no el escritor extranjero a quien le importa más lo exótico y las estampas del Marruecos visto como un lugar distinto y misterioso, esto es, una imagen deformada y falsa del país. Éste es uno de los desafíos de los escritores marroquíes de expresión española, que consiste en escribir en español, una lengua no materna, sobre la auténtica realidad y sobre su propia cultura que, aparte de formar parte de su propia identidad,  la conocen perfectamente.

A propósito de lo que se ha dado en llamar ¨generación¨ y los miembros que la forman, me gustaría recordar lo que me dijo, personalmente, el escritor Juan Goytisolo en la entrevista, todavía inédita, que le realicé en el mes de abril de 1998, en la ciudad roja de Marraquech, la ciudad marroquí que acogió al escritor -después de Tánger-, con motivo de los preparativos de El Primer centenario de la generación de 1898 y Marruecos, un congreso internacional que coordiné en la Facultad de Letras de Fez a la sazón. Expresó con su franqueza y sinceridad habituales su punto de vista, como escritor y crítico inconformista, sobre la llamada “Generación del 98”,  los escritores, miembros de la misma y lo qué es una “generación” de una manera general. Muchas de las ideas que vienen en este fragmento de la entrevista valen, también, para la generación de los 90 que nos ocupa:

¨… Esto de las generaciones son tonterías… decir, por ejemplo, San Juan de la Cruz era un poeta destacado de la generación de 1580 o Fernando de Rojas fue un dramaturgo notable de la generación de 1498. Me parece en contra… de se trata de un disparate y por supuesto lo mismo hay que decir…Un escritor es siempre una excepción. Un escritor que se deje mal llamar dentro de una generación, pues, en mi opinión, un escritor de segunda fila…

(…) Pudo haber casos concretos, un cierto parentesco en la llamada “generación del 98”, Una cierta afinidad entre algunos poetas de la del 27, pero, yo no creo que se pueda encajar a un poeta como Cernuda o a un novelista dramaturgo como Valle Inclán dentro de una generación. Son excepciones. Yo siempre me he interesado por los escritores anómalos; es decir, los excepcionales. (…) Es una anomalía dentro de la regla. Si uno sigue la regla literaria, la literatura no evolucionaría. La literatura, siempre, funciona a partir de anomalías. Se pueden suprimir una serie de nombres dentro de la literatura española sin que el rumbo de ésta cambie, pero si le quita el libro de Buen Amor o La Celestina o El Quijote o El Cántico espiritual de san Juan de la Cruz o Quevedo o Góngora se derrumbaría un edificio, sería completamente distinto. Hay que darse en este criterio de que son las anomalías las que marcan un rumbo literario nuevo.¨ (Benremdane, 1998)

Pese a estas aclaraciones hechas por el escritor Juan Goytisolo que se explican por su habitual inconformismo,  me parece que sería muy interesante intentar encontrar lo que une al Grupo marroquí de los noventa: el lugar de nacimiento, la ciudad natal a la que todos dedican una buena parte de sus relatos, sea de una manera explícita o implícita, los problemas de la edición y del público, etc.

A propósito del lugar de nacimiento, notamos que los escritores marroquíes de expresión española son, en su mayoría, originarios del norte de Marruecos, esto es, de la antigua zona del Protectorado español donde la presencia e influencia de la lengua y cultura españolas siguen vigentes, pero sí que existen escritores de la misma generación que nacieron respectivamente en ciudades como Fez y Jenifra, casos Ahmed Daoudi, Muley Ahmed El Gamoun. Lo último significa que el hispanismo marroquí no es regional, tampoco es típico de una región determinada, sino que cubre todo Marruecos por ser el español una lengua hablada por un gran número de los marroquíes que ven en ella un excelente medio de comunicación pese a que el francés haya sido, incluso después de la Independencia, la lengua más dominante.

Notamos, también, que varias obras llevan como título el nombre de la ciudad del escritor. Existen unas descripciones del espacio real que éste conoce perfectamente y que quiere dar a conocer. Se trata de unas descripciones detalladas de la ciudad con sus diferentes partes y las características de cada una de ellas, incluso su evolución urbanística. La importancia que dan los escritores de la Generación de los Noventa al espacio, particularmente, el urbano, se ve en las obras de Mohamed Chakor, Mohamed Bouissef Rekkab y Said Jdidi en las que la ciudad de Tetuán es protagonista  y viene descrita con minuciosidad. Es el caso, también, de Mohamed Sibari cuyas ficciones tienen como espacio novelesco a Larache. Cabe recordar que estas mismas ciudades han sido descritas por unos escritores españoles con una visión preestablecida cargada de imágenes deformadas y por estereotipos y falsedades. Otros, en cambio, intentan reflejar fiel y exactamente la realidad del país y del espacio, en particular. (Djbilou, 1989, Bennani, 1992)

Este gran interés por el espacio y por la ciudad, origen del escritor marroquí es, en mi opinión, uno de los desafíos con que se enfrenta éste; consiste en dar una visión objetiva y realista del espacio que conoce mejor que cualquier otro. Se trata de su ciudad natal ; es decir, del lugar donde vio la luz por primera vez, pasó  su infancia y adolescencia, cursó sus estudios y sobre la cual decidió escribir su obra.

En una entrevista, también, inédita al escritor Muley Ahmed El Gamoun, figura destacada del hispanismo marroquí y la más representativa de la Generación de los Noventa, este último contesta así a la pregunta que le hice con respecto a la presencia de su ciudad natal, Jenifra, en sus relatos:

¨ Yo pienso que un buen escritor es un punto de intersección entre dos coordinadas: la coordinada del espacio y la coordinada del tiempo. Un escritor, una persona humana no puede sustraerse a estas coordinadas. Y de allí, de una manera implícita o explícita, Jenifra está presente en mis relatos, aunque tome otro nombre. Jenifra es la infancia, es la referencia, es todo esto. La primera experiencia vital, de una manera u otra, está presente en mis relatos. Pero, sin llegar a tomar un aspecto autobiográfico. Claro, el aspecto autobiográfico está presente, pero, como yo he dicho, el buen escritor tiene que traspasar el aspecto autobiográfico para llegar a una dimensión humana. Tiene que llegar a tener una cosmovisión que es humana. De allí, me parece que es el objetivo de un gran escritor. ¨ (Benremdane, 2019a).

Se puede decir lo mismo de otros escritores marroquíes de expresión española que han dedicado varios relatos a su ciudad natal hasta el punto de que ésta suele constituir, casi siempre, el espacio donde se mueven los personajes y el lugar que goza de precisas descripciones del autor. Es el caso de Mohamed Lahchiri quien dedicó casi todos sus relatos a su ciudad natal. Mohamed Sibari es otro escritor cuya ciudad natal está presente en casi toda su producción literaria.

En el relato ¨El amigo argentino¨, el narrador que no es más que el propio escritor Mohamed Lahchiri recuerda aquella conversación que tuvo con su amigo su lugar de origen, Ceuta. Escribe a este respecto:

¨ Creo recordar que pensabas darte un chapuzoncito por aquí, por Marruecos, por el Norte, un chapunzoncito del tamaño de la platita que te quedaba, antes de volver a cruzar el Atlántico. Me diste tu dirección bonaerense y yo te di la de Ceuta- ¨Paso aquí los tres meses de verano. Mi familia está aquí. Yo soy de aquí¨ (2006: 7)

En cuanto a las otras afinidades y puntos comunes que tienen los escritores de esta generación, Mohamed Lahchiri habla, sobre todo, de la afinidad que consiste en que todos escriben en español y del respecto que tienen unos escritores hacia los otros.

En la entrevista a Mohamed Lahchiri que realicé con él, dice a propósito de las afinidades y puntos comunes que puedan existir entre él y otros escritores de la generación de los noventa, como Ahmed El Gamoun, Mohamed Sibari, Bouissef Rekab y otros:

¨ la única afinidad es que escribimos en español. Yo escribo cuentos literarios cuyo escenario es sobre todo mi ciudad natal, Ceuta. A mí me gustaban sobre todo los poemas de Mohamed Mamoun Taha, algún cuento de Sibari, me gustan los trabajos de El Gamoun, me gusta la persona de El Gamoun también. Es lo que se me ocurre como respuesta a esta pregunta. (Benremdane, 2019b)

Los problemas de la edición es otro punto común de todos los escritores de la Generación de los Noventa, sin ninguna excepción. En efecto, varios escritores marroquíes de expresión española tuvieron que publicar sus obras por su propia cuenta. A este respecto, en Encuentros literarios: Marruecos-España-Iberoamérica, Mohamed Chakor y Sergio Macías señalan en el primer capítulo del libro ¨Literatura marroquí en lengua castellana¨ el problema de la edición que se plantea para los escritores marroquíes de expresión española que ¨… muchas veces tienen que cubrir ellos mismos los gastos de edición.¨ (1987: 13)

En el caso de Mohamed Sibari, vemos que el escritor larachense contaba con sus propias posibilidades materiales para editar sus publicaciones. Su primera novela, El Caballo, la publicó en Larache, en 1993 una imprenta local. Otras obras suyas las editó en Casablanca, como Cuentos de Larache (1998), o en Tánger. Algunas publicaciones fueron reeditadas con el propósito de lograr una mejor impresión y una nueva ilustración de cubierta, en la Editorial Slaiki Akhawayne de Tánger.  

Es el caso, por ejemplo, de Mohamed Lahchiri que publicó varias obras suyas, en castellano, en Casablanca donde colaboraba con algunos periódicos de la ciudad publicando, por entregas, sus primeros cuentos en árabe. Entre sus obras en español  publicadas en Casablanca, podemos mencionar Pedacitos entrañables (1994), Una tumbita en Sidi Embarek y otros cuentos ceutíes (2006), Un cine en  el Príncipe Alfonso y otros relatos (2011). Estas obras las publicaba, como lo desvela en la entrevista que realicé, últimamente con él, gracias a sus ahorros: ¨ Cuando dejé de trabajar en ese periódico ya tenía muchos cuentos literarios escritos y me puse a publicarlos con mis ahorros¨ (Benremdane, 2019b). Su obra,  El examen y otros cuentos ceutíes, parece ser la única obra publicada fuera de Marruecos, en la editorial argentina Alición en 2015.

A veces, los escritores marroquíes gozan del apoyo de algunas instituciones tales como la Asociación Tetuán-Asmir que publicó a Said Jdidi sus tres primeras novelas Autodeterminación de invernadero (2002), Grito primal (2001) y Precintado (2002). Lo mismo podemos decir de la Asociación de Escritores en Lengua Española que editó Relatos del hammam (2001) de Mohamed Sibari o la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de Tetuán en el caso de Intramuros (1999), la Mohamed Bouissef Rekab.  Pero, en general, el escritor marroquí debe poner sus manos en su bolsillo, según el periodista y escritor Said Jedidi.  Dirige sus críticas echando la culpa por ese desinterés y falta de apoyo a la parte española la marroquí a la vez. Afirma a este respecto:

¨ La literatura marroquí de expresión española siguió siendo el pariente pobre del interés español por Marruecos, no beneficiando de ningún ¨ privilegio ¨ni de unos ni de otros. Si quieres escribir en español debes poner tu mano en tu bolsillo. ¨ (2019).

En cuanto a los lectores de la literatura marroquí de expresión española, se ve ya, desde su aparición en los años noventa hasta la actualidad que son muy pocos, pese al gran esfuerzo, como lo acabamos de ver, de los escritores que editan sus obras sin ningún objetivo lucrativo. Para la mayoría, lo que les importa más es que sean leídos y que los críticos literarios o investigadores dediquen algún artículo o trabajo de investigación a ellos y a sus escritos. Claro que, hoy en día, después de dos décadas o más, la situación no es la misma. Notamos, en estos últimos años, un interés por esta literatura tanto a nivel de los lectores como de los críticos o investigadores, se publican incluso fragmentos u obras enteras por parte de unas Editoriales que se proponen dar a conocer esta literatura y las figuras más destacadas de la misma. Es el caso de la Alción Editora que acaba de publicar El examen y otros cuentos ceutíes (2015) de Mohamed Lahchiri con un prólogo interesantísimo del especialista de la literatura marroquí de expresión española, Cristián H. Ricci.

Cabe recordar, a este respecto, el gran trabajo que consiste en el apoyo del cual han gozado ya unos escritores marroquíes de expresión española, gracias a la publicación del Centro para el Diálogo de Civilizaciones Mohamed VI de Coquimbo (Chile), gracias a la Embajada del Reino de Marruecos en el país latinoamericano. Entre las publicaciones, hay la obra de Ahmed El Gamoun, con un prólogo y estudio crítico del hispanista e investigador, el profesor Abdellatif Limami (2019) y la de Ahmed Mgara (2016).

Cabe notar, también, el número, bastante importante, de las comunicaciones en los diferentes encuentros científicos, seminarios y coloquios que tratan temas relacionados con algún escritor y a su obra.  Me gustaría recordar, aquí, que los lectores y críticos de la literatura marroquí no son sólo marroquíes sino españoles y europeos e incluso latinoamericanos y norteamericanos. En el Primer Congreso de la Asociación Marroquí de Estudios Ibéricos e Iberoamericanos, organizado en abril 2019 en Agadir y en Sidi Ifni, hubo intervenciones de congresistas de Alemania y de Estados Unidos sobre escritores de la generación de los noventa como Ahmed Ararou y Ahmed El Gamoun.[1] Dicho de otra forma, se trata de una literatura que, pese a una serie de dificultades como las que acabo de mencionar, es una literatura que empieza a tener un interés universal, que empieza a imponerse no sólo por tratar temas relacionados con Marruecos, por reflejar la realidad cotidiana por escritores marroquíe, sino por ser escrita en una lengua extranjera, el español que no es la lengua materna de estos escritores.

 Ya en 1997, Mohamed Bouissef Rekab, al hablar de la falta de un público lector de la literatura marroquí de expresión española, subraya, con un tono optimista, el comienzo de una nueva aventura, la de escribir en español, que acaba de arrancar libremente y que nadie podrá detener. Es lo que, actualmente, pasa. Las palabras y una gran parte de las ideas del mencionado escritor/profesor siguen teniendo vigencia. Yo diría que en el futuro próximo, dicha literatura conocerá más interés y más acogida entre los lectores e investigadores a escala universal.

En  Escritores marroquíes de expresión española. El grupo de los 90, Mohamed Bouissef Rekab escribe lo siguiente:

¨ El pequeño abanico literario que se ha formado con los escritores marroquíes de expresión española, aún no ha conseguido un público consumidor lo bastante amplio como para dar opiniones a propósito de esta creación. El nacimiento de esta literatura deja entrever que va a haber un seguimiento serio, una continuidad que difícilmente puede ser detenida: una vez empezada la aventura, bella aventura de escribir estudios, novelas, cuentos y poesía en español, nadie podrá detener a los autores marroquíes que han elegido su camino libremente. ¨ (1997: 15-16)

A propósito de este camino y de la decisión de escribir en español, vemos que se trata, aquí de otra afinidad, puesto que la elección de escribir en la lengua de Cervantes parece ser casi la misma para unos cuantos escritores marroquíes de expresión española, particularmente, los de la llamada ¨ Generación de los 90¨.

En el caso de Moulay Ahmed El Gamoun y Mohamed Lahchiri, llama la atención el azar o la casualidad en su decisión de escribir en español. En la entrevista a El Gamoun, éste desvela que en el Instituto le obligaron a estudiar español, eso es, que  la lengua española  lo ha escogido a él y que, con el tiempo, se dio cuenta del gran amor que tenía por esta lengua y así decidió escribir sus primeros relatos en español:

¨ Yo pienso que no he escogido el español de una manera voluntaria, Es el español, por destino, que me ha elegido, Como tú lo sabes, en el Instituto nos han impuesto el español. También en la Universidad, fue el ministro de Enseñanza que nos ha dado una beca en la sección española. Pero, al aprender un poco el español, nos hemos encariñado con esta lengua de Cervantes. Si a mí me han dado otra ocasión para volver a escoger una lengua, normalmente voy a escoger el español. De allí, yo digo que el español es el que, por destino, me ha escogido. He encontrado toda mi personalidad como incipiente escritor en la lengua de Cervantes, así empiezo a escribir en español¨  (Benremdane, 2019a)

Lo mismo, se puede decir del escritor Lahchiri quien confiesa que el hecho de escribir en español no fue debido a una decisión suya. Como El Gamoun, afirma que fue por casualidad. Estas son sus propias palabras:

Yo no lo decidí. Fue una casualidad. Esto lo he explicado en una conferencia que fue publicada en la revista de la Universidad de Cádiz. Cuando llegué a Casablanca en 1970 para trabajar como profesor de lengua ya tenía decidido que quería ser escritor, pero en árabe. Escribí mucho en las páginas culturales de la prensa de Rabat y Casablanca, escribí cuentos, artículos y sobre todo traducciones de escritores hispanos que me gustaban mucho: Pablo Neruda Miguel Hernández Nicolás Guillén Vicente Aleixandre, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, etc.

En el verano de 1990 fue creado por el diario LE MATIN un suplemento en español y trabajé ahí, escribí mis primeros cuentos en español que gustaron al presidente de la Cámara Española de Comercio de Casablanca y los publicó en un libro. Cuando dejé de trabajar en ese periódico ya tenía muchos cuentos literarios escritos y me puse a publicarlos con mis ahorros. ¨ (Benremdane, 2019b)

Otra afinidad que tienen los escritores marroquíes de expresión española es la profesión ya que muchos de ellos se dedicaban a la enseñanza. El trabajo de profesor, sea en el Instituto o en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas, les permitía estar en contacto cotidiano con el español aprendiendo a sus alumnos el modo sano y correcto de usar la lengua de Cervantes y conocer la literatura española con sus distintos géneros.  La Universidad marroquí desempeñó un papel muy importante en la formación de los hispanistas y de una manera indirecta a varios escritores de la Generación de los Noventa puesto que en su mayoría eran estudiantes en diferentes Departamentos de Hispánicas: Ahmed Ararou, Moulay Ahmed El Gamoun, Mohamed Bouissef Rekab, Abdellah Djbilou y otros.

Mohamed Lahchiri reconoce la influencia de la enseñanza y nos informa que su primer libro lo escribió como texto de apoyo para sus alumnos. A este propósito, afirma:

 ¨ La influencia de la enseñanza sólo la veo en mi primer libro. Los cuentos de ese libro fueron escritos con la mentalidad del profesor de español que escribe algo con la intención de aprovecharlo en sus clases de español (los manuales del ministerio eran poco menos que un desastre) los cuentos tenían que ser entretenidos y fáciles de comprender. Ejemplo: en el vocabulario utilizaba palabras que existían en francés (diferente, different, en lugar de distinto, etc. Los cuentos del resto de los libros se escribieron con total libertad y sin la intención de ser utilizados en clase. ¨ (Benremdane, 2019b)

En una entrevista realizada por Domingo Molina Laguina, profesor en el Instituto Español ¨Lope de Vega¨ de Nador, se destaca el importante papel y la gran influencia de la enseñanza y de los estudios hispánicos en El Gamoun. A este tenor, afirma nuestro escritor:

¨ He tenido la suerte de ser el primer profesor titular que ha iniciado el despegue del Departamento de Estudios Hispánicos en la Facultad Pluridisciplinar de Nador. También he sido el primer profesor de español en Jenifra y en la Facultad de Oujda (…) En la actualidad soy profesor de Lengua y Literatura Españolas y de Traducción al árabe y viceversa. Estas actividades docentes las compagino con la creación literaria por la que he tenido el primer premio, en la modalidad de cuentos, convocado por la Consejería de Educación de Rabat dependiente de la Embajada de España en Marruecos. ¨ (2011: 26)

 El periodismo es la otra profesión que tienen en común algunos escritores marroquíes, como el caso de Mohamed Chakor y Said Jedidi. El primero se dedicó a lo largo de toda su vida al periodismo. Dada su larga trayectoria en este dominio, cabe recordar que fue director de la Emisión Española de la Radio Nacional Marroquí, luego de la Cadena Internacional de Programación y Producción Árabe y Francesa; Creó el semanario Marruecos, en español, fue nombrado Jefe de la Oficina Internacional de Magreb Árabe Prensa (MAP), etc.

Se puede decir lo mismo de Said Jedidi, una gran figura de la Radio y de la Televisión marroquí en español.  Actualmente, después de su jubilación, dirige la página web Infomarruecos.  Estos periodistas compaginan su trabajo entre el periodismo y la creación literaria.

Hay, también otro caso, el de los escritores marroquíes en español que tuvieron la ocasión de colaborar con periódicos y revistas, dentro de Marruecos, en particular, sin dejar de ejercer su profesión, la de profesor. Es el caso de Mohamed Lahchiri quien, ya en 1990, empezó a colaborar con el periódico marroquí Le Matin. De su colaboración en el periódico marroquí, dice Mohamed Lahchiri:

¨En el verano de 1990 fue creado por el diario LE MATIN un suplemento en español y trabajé allí, escribí mis primeros cuentos en español que gustaron al presidente de la Cámara Española de Comercio de Casablanca y los publicó en un libro. Cuando dejé de trabajar en ese periódico ya tenía muchos cuentos literarios escritos¨ (Benremdane, 2019b)

Cabe recordar que la colaboración de los hispanistas marroquíes en las revistas editadas en Marrueco en los años noventa fue un estímulo y una experiencia fructífera para los mismos ya que les permitió escribir en español y emprender el camino y la aventura de la creación literaria. Sin duda, era un paso decisivo que dio sus frutos con la aparición de todo un grupo de escritores marroquíes.

La mayoría empezaron a escribir y a colaborar en revistas, particularmente, a partir de los noventa. No cabe duda de que los años noventa representan un cambio muy importante en la enseñanza y difusión de la lengua española en Marruecos con la implicación directa de España que se puede ver en la creación de nuevas instituciones españolas, gracias al Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación, del 4 de julio de 1991. En el artículo 7 del mismo Tratado, leemos que las dos partes ¨se comprometen a promover su cooperación en los campos de la Educación y la Enseñanza por medio del intercambio de estudiantes, profesores e investigadores universitarios así como del intercambio de documentación científica y pedagógica¨ y ¨ brindar una particular atención a la enseñanza del idioma y de la civilización árabes en España y de la lengua y de la civilización españolas en Marruecos, así como a la instalación y funcionamiento de Centros Culturales en sus respectivos territorios.¨ (1991)

Con el objetivo de obrar y actuar para la promoción y la enseñanza del español en Marruecos, la Consejería de Educación de la Embajada de España en Rabat creó la revista Aljamía que la misma institución lleva editando desde principios de los noventa, más exactamente desde junio de 1991 con la publicación del número Cero. Los primeros números de la revista trataban temas puramente pedagógicos relacionados con la Enseñanza del Español en Marruecos. Más tarde, aparecieron las primeras contribuciones con artículos sobre temas de investigación, de crítica literaria e incluso de creación, poesía y relatos cortos, además de las traducciones, reseñas y entrevistas. Algunos colaboradores marroquíes en la misma revista, se convirtieron más tarde en críticos literarios e incluso en poetas y escritores de expresión española: Ahmed Ararou, Abdellatif Limami, Larbi El Harti, Moulay Ahmed El Gamoun, entre otros. 

A partir de  los años noventa, asistimos, también,  a la aparición de otras revistas editadas por hispanistas marroquíes. Se trata de publicaciones que se dedican, esencialmente, a temas de investigación y estudios relacionados con el mundo hispánico. Tanto los colaboradores como los directores o los comités de redacción, son hispanistas universitarios. Es el caso de Revista Marroquí de Estudios Hispánicos, fundada en 1991, Anales, Revista de Estudios Ibéricos e Iberoamericanos, fundada en el año 2003 y Magriberia  cuyo primer número aparece en el 2007.

A propósito de Revista Marroquí de Estudios Hispánicos, podemos decir que fue una iniciativa personal de parte del hispanista marroquí, el profesor Mohamed Amrani quien la creó y, por su propia cuenta,  logró editar tres números. En la editorial, podemos leer que el primer número¨ ha sido posible gracias a la colaboración científica de varios intelectuales marroquíes y españoles¨ y que la revista se propone contribuir ¨al florecimiento de la investigación científica hispánica y a un entendimiento y acercamiento verdaderos basados sólidamente en un conocimiento mutuo entre Marruecos y el mundo de habla hispana.¨ (1991:3).

En el mismo número de la revista marroquí, es llamativa la contribución de unas destacadas figuras del hispanismo marroquí: Hossain Bouzineb, Abdellah Djbilou, Aziza Bennani, Abdellatif Limami,  Mustapha Adila, Ahmed El Gamoun, entre otros. La parte española fue representada por Rodolfo Gil Grimau, del Centro Cultural Español de Tetuán, el actual Instituto Cervantes y Jaume Bover, de la Biblioteca Española de Tánger.

De todos los escritores de la Generación de los Noventa, Mohamed Lahchiri se distingue de los demás por ser un autor fronterizo que pasa su vida entre Ceuta, su ciudad natal donde vivió sus experiencias de niño y de adolescente y logró describir en sus relatos, y Tetuán y otras ciudades del norte de Marruecos, sin olvidar Rabat y Casablanca. Pese a la cohabitación de varias culturas y la imposición del modelo español y occidental, en general, Lahchiri no renunció a su cultura original, a los lazos familiares, a las costumbres marroquíes y a los valores humanos heredados de sus antepasados. Por eso, como lo afirma Cristián Ricci en su prólogo a la obra de Mohamed Lahchiri, los textos de éste invitan a una lectura variada, a distintos niveles y varios registros por su carácter multicultural (2015: 7-28).

Mohamed Lahchiri se destaca de los demás escritores de su generación por el aspecto autobiográfico de sus cuentos. Personalmente, creo que ese interés por la autobiografía se puede explicar por  la influencia de unos escritores marroquíes y árabes, como Abdelmajid Benyelloun y el egipcio Naguib Mahfuz.

En efecto, para conocer a Mohamed Lahchiri, su vida y Obra, basta con leer sus cuentos. En mi opinión, es el escritor marroquí, entre los demás de su generación, que habla más de su infancia, su adolescencia, su medio familiar, sus sueños, sus frustraciones y emociones, etc. La biografía de nuestro escritor o por lo menos los datos más importantes de su vida, los podemos sacar de sus propios relatos. En su Escritores marroquíes de expresión española, Bouissef Rekab lo presenta así: ¨ Mohamed Lahchiri, hispanista convencido. Hijo de Ceuta, nos cuentas en sus Pedacitos entrañables (1994) sus experiencias más íntimas, más convincentes de su actual situación de amante del español.¨ (1997: 14)

La técnica narrativa que suele utilizar es la del recuerdo y de la memoria que dan a unos relatos suyos un carácter autobiográfico.  En una tumbita en sidi embarek y otros cuentos ceutíes (2006), por ejemplo, el cuentista, que no es más que el propio escritor Mohamed Lahchiri, recuerda a su amigo argentino a quien informa sobre su origen ceutí y las vacaciones de verano que suele pasar con la familia: ¨ Me diste tu dirección bonaerense y yo te di la de Ceuta.-¨Paso aquí los tres meses de verano. Mi familia está aquí. Yo soy de aquí. (7). Nos enteramos, también, de su amor por la lectura de los libros que traía de las librerías de España y de su fascinación por la traducción del español al árabe. Escribe Mohamed Lahchiri, a este respecto:

 ¨ Acababa yo de volver de un viaje por España (…). Había vuelto atiborrado de libros. Por aquel entonces estaba comenzando a conocer la fascinación de pasar de tu lengua a la mía cosas menudas que se me quedaban pegadas.¨ (6)

En Una tumbita en sidi embarek y otros cuentos, Lahchiri habla de su sueño de ser, algún día, un gran escritor como el novelista y  Nobel de la literatura,  Naguib Mahfuz:

¨ La cabeza estaba también  repleta de sueños. Soñaba sobre todo con ser un gran escritor o- en otras palabras- con escribir un gran libro, una novela como la Trilogía de Naguib Mahfuz.¨ (13).

El cuentista habla de su propia experiencia, de sus primeros intentos de escribir cuentos y de sus traducciones. Así, aprendemos que Mohamed Lahchiri ¨escribía cuentos y traducía del francés o del español al árabe¨ (14) Ese interés y conocimiento de varias lenguas, como el árabe y el español, además del francés, se puede explicar por los centros de educación donde estudió desde la escuela coránica pasando por la escuela pública marroquí donde el francés era la primera lengua extranjera, obligatoria en el sistema educativo marroquí, sin olvidar el español puesto que el escritor es un ceutí y que el español era la lengua de comunicación diaria, además del árabe. Esta diversidad lingüística se nota en el uso del lenguaje oral de los ceutíes y, sobre todo, de los andalucismos o del español andaluz hablado por los gitanos de la ciudad. La convivencia en Ceuta de varias razas creó en Lahchiri ese interés por las lenguas con sus distintas variaciones como el árabe marroquí hablado en el norte de Marruecos, lo que le permitió fijarse en los mínimos detalles y en las diferencias y matices a nivel semántico, formal, etc. entre varios modos de expresión.

A propósito del lenguaje andaluz, vemos cómo en Una tumbita en sidi embarek y otros cuentos ceutíes, el escritor logra reproducir fielmente el modo de hablar de los españoles andaluces de Ceuta. Escribe a propósito de Crittoba, en vez de Cristóbal, el tendero y de su mujer Francisca lo siguiente:

 ¨Cristóbal, en El Morro, cuya mujer, que se llamaba Francisca, cuando el tendero- al que ella llamaba Crittoba- no estaba, le decía: Ara viene, se ha bahao pa el pueblo. Que quería decir: Para el centro de la ciudad¨ (14).

A través de este ejemplo, se nota que Lahchiri no se contenta con reproducir el acento andaluz sino que interviene para disipar cualquier duda o mala interpretación por parte del lector. Sin duda, el hecho de haber pasado unos decenios como profesor de árabe y su contacto cotidiano con otras lenguas, como el español y el francés, además de sus infinitas idas y vueltas de Ceuta a Casablanca cruzando varias ciudades y pueblos, le dio una formación lingüística sólida que le permitió ver cómo una misma palabra es usada de distintas maneras de una región a otra. Es el caso de ´El tubo de escape¨, por ejemplo, como lo podemos notar en la siguiente cita: ¨No sabía cómo se llamaba eso en su lengua y buscó en un diccionario la palabra árabe: al-manfas o al-,anfad. En el árabe marroquí se utiliza¨ tubo de escape¨ en el norte del país y ¨échappement¨ (a menudo deformándola: échchacma) de Alcazarquibir para abajo¨ (14-15)

El cuentista o Mohamed Lahchiri habla, también, de la publicación de su primer cuento, en árabe, en un periódico de Casablanca. El cuento tuvo un gran éxito, lo que lo animó, después, a escribir otros relatos e incluso compararse con los grandes escritores marroquíes como Mohamed Zafzaf y Mohamed Berrada, entre otros. Escribe Lahchiri:

 ¨ Su primer cuento se lo publicó un periódico de Casablanca y no en las páginas de jóvenes principiantes, con una nota animando al escritorcito a que siga dándole al bolígrafo, pero sobre todo a que siga aprendiendo, sino en toda una página para él solito, como si fuera un Mohamed Zafzaf, Un Mohamed Chukri, un Mohamed Berrada o un Mustafa Mesnaoui.´ (14).

 El hecho de mencionar a estos grandes escritores marroquíes explica, claramente, que Lahchiri tenía, desde el principio, buenos conocimientos de la situación de la literatura marroquí escrita en árabe y las grandes figuras que la representaban. Cabe preguntarse si estos mismos escritores influyeron, a nivel formal o temático, o ambos a la vez, en el escritor ceutí y si podemos encontrar algunos rasgos comunes en sus cuentos escritos en español. 

Además de seguir escribiendo cuentos, Mohamed Lahchiri habla de sus publicaciones en el suplemento cultural del famoso diario Al-Alam donde colaboraba la élite de escritores de las ciudades de Rabat y de Casablanca. A este respecto, podemos leer: ¨ Luego escribió otro cuento y otros. Pero ya publicaba en el suplemento cultural del diario ¨Al Alam¨, donde colaboraba la flor y nata de los cálamos de Rabat y Casablanca. ¨ (14).

Así, vemos que, como cualquier otra generación literaria, la de los noventa reúne  a varios escritores marroquíes que eligieron escribir en una lengua que no es du lengua materna. Tienen varias afinidades y puntos de encuentro en común, como los que acabamos de mencionar arriba, en este mismo artículo. Sin embargo, notamos que el escritor ceutí-marroquí constituye una excepción no sólo en la técnica y el arte de narrar sino en los temas que trata en sus cuentos y en el carácter autobiográfico de los mismos.

Bibliografía

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Revista Marroquí de Estudios Hispánicos, 1, enero, Fez, 1991: 3.

Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación, firmado el día 4 de julio de 1991.


[1] Cabe hablar, también, de las tesis doctorales que unos doctorandos marroquíes están preparando sobre algún escritor de la Generación de los noventa, en particular, y sobre sus relatos.

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